La historia de la Finka empieza 5 años antes de su concecpción. Corría el año 94 cuando en nuestra agitada mente de jóvenes adolescentes surgió una idea, hacer una discoteca. Sin dudarlo, nos pusimos manos a la obra.

    El lugar elegido fue la cochera de un amigo, Miguel. Así, capitaneados poe él comenzamos a trabajar en aquel proyecto, el cual, a pesar del alto grado de perfección que recibió (para la edad, claro) no llegó a acabarse nunca del todo, por ejemplo, no llegó a tener nombre fijo. Se barajaron: Mega-Race, Sala Shock, Sustazo-Sustazo(porque en todas las fiestas algún aparato fallaba y casi dejaba pegado a alguien), etc.

    En aquellos 4 años pasamos buenos ratos, en esa cochera pasamos nuestras primeras experiencias alcohólicas. Al Paco le echaron 1/2 bote de EvacuolTM en la copa...

    Pero un mal día, de la noche a la mañana desapareció... sin dejar rastro. De mano sin duda de algun "loco" (jeje). De repente nos encontramos en la calle, sin refugio ¡sin Disco!

    Hubo de pasar más de un año hasta la Nochevieja 98-99. En esa ocasión nos sumimos en la búsqueda de un "local alternativo" en el que pudiéramos celebrar la llegada del nuevo año entre amigos.

    Tras un árduo trabajo, por fin pocos días después del 15 de Diciembre de 1998 nuestra búsqueda llegó a su fin: Jesús (o Jésus) nos dijo que podíamos usar su casa abandonada para lo que quisiéramos, ¡incluso para montar fiestas!

    Así pues nos pusimos a trabajar en lo que poco después sería La Finka. Por lo pronto, para la Nochevieja habilitamos cuatro habitaciones y cuarto de baño. Se montó una red eléctrica básica y se colocaron: un equipo de música, un pequeño frigo, un sillón, sillas, y todo ello junto a una nula decoración, configuraban en principio el local.

    Unos meses más tarde surgió la idea de hacer una discoteca. Precisamente fue en Febrero 99 cuando apareció básicamente lo que llegaría a ser La Finka. En esa ocasión se colocaron cartones de huevo en las habitaciones para insonorizarlas, se trabajó más en el sistema eléctrico, (focos y efectos luminosos), se construyó una barra, y como colofón una curiosísima cabina, ni más ni menos que colgada del techo. La mayor parte de los avances que se lograron fueron gracias al esfuerzo de Miguel, que siempre ha sido un entusiasta de este tipo de retos.

    Fue en Febrero cuando celebramos la primera fiesta, fue estupenda.
Aun así, ese local acusaba problemas de excesiva inmadurez, no en cuanto a la técnica empleada, sino en cuanto a su concepción. Entre estas deficiencias la más grave era la de que no se había pensado en alojar a un Dj y a su equipo, ya que la cabina, a pesar de ser curiosa, era angosta y no podía albergar esa posibilidad.

    En esas condiciones nos aproximábamos a otra fiesta, la cual, debido a ciertos problemas en el seno del grupo, hubo de ser postpuesta, además de suponer un grave contratiempo para la celebración de nuevas fiestas, puesto que fue privado de gran parte de su equipación básica: luces, cabina, equipo de sonido.

    Así pues, y como no pudo ser de otra forma a nuestra edad, decidimos replantearnos la situación y ver lo ocurrido como un reto, un desafío, una excusa perfecta para poner en práctica nuestra inventiva y enmendar las citadas deficiencias y también, por qué no, poner a prueba nuestro bolsillo.

    Y así empezamos mejorando la insonorización, la ambientación, construimos una cabina nueva, de obra, situada estratégicamente y dotada del espacio necesario para recibir la visita de auténticos Dj's, Lj's y cómo no, de su equipo. Colocamos aire acondicionado.

    Replanteamos espacios y así surgió el "Picadero", una habitación de ambiente tenue, con sillones dispuestos para relajarse o disfrutar con tu pareja. La barra fue mejorada, y las luces repuestas, y al fin surgió su espíritu, un espíritu de y para la diversión más pura, para la imaginación más abierta... y ese espíritu cobró forma en tan sólo 2 palabras, en un total de 7 letras: La Finka. Hoy dedico estas líneas a los que vemos en La Finka una forma de ser.

 


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